Esta vez te quiero contar un poco de un destino con una experiencia subterránea llena de maravillas naturales e historia, que te hará exclamar «¡WOW!» en cada rincón.
Imagina que estás en Santo Domingo, una gran ciudad con sus altos edificios, oficinas gubernamentales, zona colonial e histórica de la capital primada de América, la brisa tropical acaricia tu rostro y el sol brilla en lo alto. Pero en lugar de ir a la típica playa, decides ir a las profundidades de la tierra, ¿suena emocionante? ¡Porque lo es!
Aquí, en el Parque Mirador del Este, te espera una maravilla natural que te dejará sin palabras: ¡las cuevas de Los Tres Ojos! Y no, no estamos hablando de un lugar oscuro y tenebroso. Más bien, prepárate para un espectáculo de luz, color y misterio.
Inicia por su historia que es tan antigua como fascinante. ¡Descubiertas en 1916, estas cuevas eran el lugar de reunión de los antiguos aborígenes de La Española! ¡Imagina todo lo que han visto estas paredes a lo largo de los años!
Tras un corto trayecto desde el bullicio de la ciudad, llegas al Parque Mirador del Este, donde se encuentra esta maravilla subterránea. El aire está impregnado con la dulce fragancia de la flora local y el sonido de las aves tropicales te acompaña en tu camino hacia la entrada de la cueva. Tus ojos se van a iluminar al ver la entrada a la cueva, rodeada de vegetación exótica y el canto de las aves tropicales. No, no son solo aguas estancadas aburridas. Estamos hablando de piscinas naturales que te dejarán sin aliento.
Desciende por las escaleras que conducen al interior de la cueva. Para encontrarte con, el primer ojo: Aguas Azufradas. Sus aguas cristalinas reflejan los rayos del sol, creando un espectáculo de luces y sombras que te deja sin aliento. Pero lo más intrigante es descubrir que el color azul profundo de este lago no se debía al azufre, como su nombre indica, ¡sino a minerales como el calcio!
Al seguir explorando llegas al segundo ojo: La Nevera. Como su nombre lo indica, este lago es el más frío de los tres, con una temperatura que oscila entre los 15 y 21 grados Celsius. Aunque no llega la luz solar directamente, la atmósfera fresca y misteriosa de este lugar te envuelve, transportándote a otro mundo.
Continuamos con: el tercer ojo, el Lago de las Damas. Este lago, con su encanto sereno y sus aguas tranquilas, solía ser un balneario para mujeres y niños en el pasado. Imagina a tu familia disfrutando de días de diversión bajo el sol caribeño, mientras exploras este rincón histórico.
Y no termina allí, aún hay más. Los Zaramagullones, con su nombre divertido y su entorno de ensueño, te invitan a explorar la naturaleza en su estado más puro. ¡Y todo esto rodeado de la exuberante vegetación caribeña!
Luego subes a un pequeño bote y realizas el recorrido por el interior de la cueva. Navegar entre las paredes de piedra, decoradas con antiguos dibujos taínos, es como viajar en el tiempo. Puedes sentir parte de la historia milenaria, al conectar con las raíces de esta tierra ancestral.
Al final de la expedición, emerges de la cueva con el corazón lleno de asombro y gratitud. Has presenciado la belleza natural y la riqueza histórica de la Cueva de Los Tres Ojos, una experiencia que nunca olvidarás.
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